¿Cuándo se estrenó Las de la última fila y quiénes conforman su reparto?
Las de la última fila se estrenó el 23 de septiembre de 2022 en Netflix. Esta miniserie española de 6 episodios marcó el debut televisivo del director Daniel Sánchez Arévalo y cuenta con un reparto principal encabezado por cinco actrices: Itsaso Arana (Sara), Mónica Miranda (Alma), María Rodríguez Soto (Carol), Mariona Terés (Leo) y Godeliv Van den Brandt (Olga). El reparto se completa con participaciones especiales de Javier Rey, Macarena García, Michelle Jenner, Carmen Machi, Antonio de la Torre, Melina Matthews y la cantante Rigoberta Bandini.
La serie llegó a la plataforma en un momento estratégico del calendario, justo cuando el público buscaba contenidos emotivos tras el verano. Producida por Atípica Films con rodaje en locaciones de Cádiz y Madrid entre finales de 2021 y principios de 2022, esta comedia dramática se convirtió en una de las propuestas españolas más comentadas del otoño de 2022.
Lo que hace especial a este proyecto es su apuesta por un elenco femenino protagonista que da vida a una historia sobre amistad, enfermedad y autodescubrimiento. Cada actriz aporta matices únicos a personajes que, aunque treintañeras y aparentemente establecidas en sus vidas, enfrentan el viaje más transformador de su existencia cuando una de ellas es diagnosticada con cáncer.
El contexto del estreno: Netflix apuesta por el drama español
Septiembre de 2022 representó un momento clave para las producciones españolas en Netflix. La plataforma llevaba meses consolidando su apuesta por contenidos locales de calidad, y Las de la última fila llegó como parte de esta estrategia. El estreno se anunció oficialmente el 5 de agosto de 2022, apenas mes y medio antes de su lanzamiento, con las primeras imágenes que mostraban a las cinco protagonistas con sus cabezas rapadas.
Esta decisión de marketing generó curiosidad inmediata. ¿Quién tenía cáncer? La incógnita se convirtió en el principal gancho promocional, aunque el director Daniel Sánchez Arévalo tenía claro que el verdadero valor de la serie no residía en el misterio médico, sino en el retrato honesto de cinco amistades enfrentándose a la fragilidad de la vida.
El proyecto comenzó a gestarse en enero de 2020, cuando Netflix anunció una nueva serie de Sánchez Arévalo sobre «amistad y superación». Sin embargo, la pandemia retrasó la producción. Después de un año de preparación y preproducción, en junio de 2021 se confirmó el proyecto sin título definitivo. No fue hasta septiembre de 2021 cuando se reveló el nombre Las de la última fila, junto con el reparto completo.
El reparto protagonista: cinco mujeres, cinco personalidades
Sara – Itsaso Arana: la voz de la calma
Itsaso Arana interpreta a Sara, descrita como la más calmada y centrada del grupo. Esta actriz española, nacida en 1985, llegó a la serie con una carrera consolidada en proyectos como Hospital Central, Alta Mar y la película La virgen de agosto (2019). Su participación en Reyes de la noche la había posicionado como una actriz capaz de navegar entre el drama y la comedia con naturalidad.
En Las de la última fila, Sara funciona como el ancla emocional del grupo. Es la amiga a la que todas recurren cuando necesitan consejo, pero también la que guarda sus propios conflictos bajo una apariencia de control. Arana consiguió dar a su personaje una vulnerabilidad que emerge gradualmente, mostrando que la fortaleza no significa ausencia de miedo.
Alma – Mónica Miranda: la vida en redes sociales
Mónica Miranda da vida a Alma, una influencer que documenta su vida en redes sociales. Este personaje cobra especial relevancia porque la serie aborda directamente temas de salud mental y la presión de mantener una imagen perfecta en el mundo digital. Miranda, conocida por trabajos en Todos lo saben (2018), Lo dejo cuando quiera y series como Cuéntame cómo pasó, aporta sensibilidad y picardía a un rol que podría haber caído fácilmente en el estereotipo.
Alma representa la tensión entre la autenticidad y la performance constante que caracteriza a muchas vidas contemporáneas. A lo largo de los seis episodios, el personaje evoluciona desde la superficialidad aparente hacia una honestidad brutal consigo misma y con sus seguidores.
Carol – María Rodríguez Soto: cuestionando el amor tradicional
María Rodríguez Soto interpreta a Carol, cuyo arco narrativo explora las relaciones de pareja adultas y plantea importantes reflexiones feministas. Esta actriz catalana, con experiencia en El ministerio del tiempo, Los herederos de la Tierra y Com si fos ahir, maneja con destreza un personaje que desafía las expectativas sobre qué significa el compromiso y la felicidad en pareja.
Carol es, junto con Sara, una de las más tranquilas del grupo, pero esa calma esconde cuestionamientos profundos sobre el rumbo de su vida. Su historia ofrece algunas de las lecciones más importantes de la serie sobre autonomía personal y la valentía de replantear decisiones que parecían definitivas.
Leo – Mariona Terés: humor y amor propio
Mariona Terés encarna a Leo, la más cañera y divertida de las cinco. Reconocida por su papel en Paquita Salas y por interpretar a Amparo en Veneno, Terés aporta energía y autenticidad a un personaje que protagoniza algunas de las frases más memorables de la serie. Leo aborda temas de imagen corporal y amor propio, ofreciendo una perspectiva refrescante sobre los complejos físicos.
La actriz española de 37 años (en 2022) reveló en entrevistas que incluso subió de peso para el papel, explicando que Leo es «un personaje que está muy dejado y al que la vida le ha pasado por encima». Su interpretación logra equilibrar el humor con momentos de profunda vulnerabilidad emocional.
Olga – Godeliv Van den Brandt: magnetismo y libertad
Godeliv Van den Brandt, nacida en Kinshasa (República Democrática del Congo), completa el quinteto protagonista interpretando a Olga. Tras participaciones notables en Valeria, Sky Rojo, Rastros de sándalo y Rifkin’s Festival, Van den Brandt aporta a Las de la última fila una presencia magnética y una energía contagiosa.
Olga es descrita como puro optimismo y libertad, la amiga que siempre se suma a cualquier locura y que invita al grupo a vivir sin miedo. Su carácter funciona como catalizador para muchos de los retos que las cinco emprenden durante su viaje, recordándoles constantemente que la vida es demasiado corta para el conformismo.
El reparto secundario: participaciones que elevan la historia
Las de la última fila no solo brilla por sus cinco protagonistas. El director Daniel Sánchez Arévalo reunió un elenco secundario de primer nivel que enriquece la narrativa con apariciones estratégicas:
Javier Rey interpreta a David, participando en los seis episodios. El actor gallego, conocido por Orígenes secretos, Fariña y Los pacientes del doctor García, aporta su carisma habitual a un personaje que se cruza con las protagonistas de forma significativa.
Macarena García, vista en El Ministerio del Tiempo y Paraíso, aparece como Pilu en varios episodios. Su participación añade capas emocionales a la historia de alguna de las protagonistas.
Michelle Jenner (Los hombres de Paco, La cocinera de Castamar, Isabel), Carmen Machi (Amor de madre, Arde Madrid, Criminal) y Antonio de la Torre (La línea invisible, La isla mínima, La trinchera infinita) realizan participaciones especiales que, aunque breves, dejan huella en momentos clave de la serie.
Melina Matthews y la cantante Rigoberta Bandini (quien además contribuye significativamente a la banda sonora) completan un reparto diseñado para sorprender al espectador con apariciones inesperadas que refuerzan el tono contemporáneo de la propuesta.
Daniel Sánchez Arévalo: su primera incursión televisiva
El estreno de Las de la última fila el 23 de septiembre de 2022 marcó un hito en la carrera de Daniel Sánchez Arévalo. Nacido el 24 de junio de 1970 en Madrid, este cineasta llevaba dos décadas trabajando en la industria, pero principalmente en cine.
Su trayectoria comenzó como guionista profesional desde 1993, participando en series icónicas como Farmacia de guardia, Querido maestro y Hospital Central. Tras obtener una Beca Fulbright para cursar un máster de cine en la Universidad de Columbia (Nueva York), regresó a España para desarrollar su carrera como director.
Su filmografía incluye:
- AzulOscuroCasiNegro (2006): su debut en largometraje que ganó 3 Premios Goya
- Gordos (2009)
- Primos (2010)
- La gran familia española (2013)
- En tu cabeza (2016)
- Diecisiete (2019): estrenada en Netflix
Las de la última fila representaba un desafío nuevo: mantener el tono narrativo que lo caracteriza en formato serie, y hacerlo además con un elenco completamente femenino. En declaraciones previas al estreno, Sánchez Arévalo admitió: «Necesitaba una incursión en el universo femenino». Esta honestidad sobre sus limitaciones previas muestra la valentía del proyecto, aunque también generó debates críticos sobre si un director masculino podía capturar auténticamente las complejidades de cinco amistades femeninas.
La producción: de Cádiz a Netflix
El rodaje de Las de la última fila comenzó a finales del verano de 2021 en varias localizaciones de Andalucía y Madrid. La provincia de Cádiz, específicamente zonas como Zahara, se convirtió en el escenario principal de esta historia de amigas que viajan a la costa para su ritual anual.
La elección de Cádiz no fue casual. La luz mediterránea, las playas y el ambiente relajado pero intenso de la costa andaluza proporcionaban el contraste perfecto para una historia sobre enfermedad y vitalidad, muerte y ganas de vivir. Las localizaciones exteriores predominan en la serie, reforzando la sensación de escape y liberación que buscan las protagonistas.
Atípica Films, la productora detrás del proyecto, trabajó estrechamente con Netflix para crear una serie de 6 episodios de aproximadamente 43-45 minutos cada uno. Este formato de miniserie permitió contar una historia completa y cerrada, sin la necesidad de estirar artificialmente la narrativa o crear cliffhangers para posibles temporadas futuras.
Curiosamente, el rodaje se desarrolló en un ambiente de misterio incluso para el propio elenco. Las cinco actrices protagonistas no supieron hasta el último momento cuál de ellas interpretaba al personaje con cáncer. Esta decisión creativa del director buscaba que todas vivieran la experiencia con la misma incertidumbre que el espectador, generando una autenticidad difícil de falsificar.
La recepción: entre el aplauso y la crítica constructiva
Cuando Las de la última fila llegó a Netflix el 23 de septiembre de 2022, las reacciones fueron diversas. IMDb le otorgó una calificación de 7.7/10 basada en más de 2,300 valoraciones, situándola como una serie bien recibida pero no excepcional dentro del catálogo de Netflix.
Las voces positivas
Belén Prieto de El Español destacó que «Sánchez Arévalo brilla en un viaje de autodescubrimiento y sororidad», elogiando especialmente el trabajo del elenco femenino y la química evidente entre las cinco actrices. El Palomitrón fue particularmente entusiasta: «Desde el primer capítulo os enamoraréis de estas cinco mujeres. Son divertidas, son gamberras, tienen ganas de vivir a tope, y son muy reales».
El Espoiler valoró la valentía de la propuesta: «Es ante todo una serie valiente, de esas a la que no le importa en absoluto lo que los espectadores puedan pensar de ella». La crítica destacó que, aunque las situaciones no sorprenden especialmente, «su hilarante y sensible ejecución, unida a un fantástico reparto, hacen de estas un divertido y catártico vaivén de emociones».
Las voces críticas
No todas las opiniones fueron favorables. Espinof ofreció una crítica más dura, describiendo la serie como «una producción fallida» que empieza «pareciendo el anuncio de Estrella Damm de este año, canción indie incluida». La crítica señaló que a Sánchez Arévalo «le cuesta entender a sus propios personajes» y que se empeña en «crear una narrativa feminista desde la perspectiva masculina».
Cineconn coincidió en que, aunque está bien hecha, la serie resulta «mucho más genérica» que otras propuestas del director: «Ya la hemos visto miles de veces de muchas maneras y tiene todos los defectos de esa clase de ficción que uno se imagina al leer el argumento».
La queja más recurrente apuntaba a los primeros episodios. Múltiples críticos coincidieron en que la serie tarda demasiado en encontrar su tono y que los capítulos iniciales pueden resultar frustrantes, con una estética excesivamente pulida y situaciones que rozan el artificio. Sin embargo, la mayoría también reconoce que el episodio final justifica la paciencia.
El marco narrativo: más allá del misterio médico
Una de las decisiones más interesantes de Las de la última fila fue convertir el diagnóstico de cáncer en un suspense que se mantiene hasta el último episodio. Ni el espectador ni, sorprendentemente, las propias actrices conocían la identidad de la enferma hasta rodar la escena final.
Esta estrategia narrativa generó debate. Algunos consideraron que usar el cáncer como dispositivo de suspense resultaba moralmente cuestionable, convirtiendo una enfermedad grave en un «whodunit» incómodo. Otros argumentaron que precisamente este enfoque permitía a la serie evitar el melodrama fácil y concentrarse en lo realmente importante: cómo cinco amigas viven plenamente ante la posibilidad de la pérdida.
El mecanismo dramático central es «la caja»: antes del viaje, las cinco amigas escriben en papeles anónimos sus deseos secretos, aquello que nunca se han atrevido a hacer. Cada día del viaje sacan un reto de la caja y todas deben cumplirlo. Estos desafíos van desde lo cómico hasta lo profundamente revelador, funcionando como catalizadores para conversaciones y experiencias que estas mujeres necesitaban pero temían enfrentar.
Los temas que tocan la fibra
Amistad femenina y sororidad
El núcleo emocional de Las de la última fila es la amistad. No la amistad idealizada de las comedias románticas, sino aquella que incluye conflictos, resentimientos no resueltos, envidias silenciosas y, sobre todo, un amor que sobrevive a las imperfecciones. Las cinco protagonistas se conocieron en el colegio, donde las sentaron juntas en la última fila por orden alfabético de apellidos, y esa casualidad administrativa se convirtió en un vínculo de décadas.
La serie explora cómo las amistades adultas requieren esfuerzo consciente. El ritual anual del viaje juntas no es solo tradición, sino trabajo activo de mantenimiento de relaciones que la distancia, las responsabilidades y las diferentes trayectorias vitales podrían erosionar.
Cáncer: vivir mientras se puede
Aunque el cáncer es el motor argumental, la serie evita conscientemente caer en el melodrama hospitalario. No hay escenas de quimioterapia, ni conversaciones con médicos, ni largas reflexiones sobre tratamientos. En su lugar, Las de la última fila se concentra en cómo el diagnóstico actúa como catalizador para vivir con mayor intensidad e intención.
Esta perspectiva divide opiniones. Algunos espectadores la encuentran refrescante y honesta, celebrando que no todos los contenidos sobre cáncer necesiten seguir el mismo manual emocional. Otros sienten que trivializa la dureza de la enfermedad al enfocarse casi exclusivamente en los aspectos edificantes.
Salud mental y redes sociales
El personaje de Alma permite a la serie abordar la presión de las redes sociales y los problemas de salud mental que pueden derivarse de vivir constantemente ante una audiencia. Su historia cuestiona: ¿cuánto de lo que compartimos es auténtico? ¿Qué precio pagamos por los likes y la validación externa?
Relaciones de pareja y feminismo
A través de Carol, la serie explora temas de autonomía dentro de las relaciones heterosexuales, cuestionando la narrativa tradicional del «felices para siempre». Su historia plantea si es posible amar a alguien profundamente y aun así reconocer que la relación no sirve a tu crecimiento personal.
Imagen corporal y amor propio
Leo lleva la conversación sobre complejos físicos y autoaceptación. En una industria audiovisual que a menudo solo presenta cuerpos normativos, ver a una protagonista luchar con su peso y encontrar su propio camino hacia el amor propio resulta valioso.
El debate sobre la mirada masculina
Uno de los aspectos más discutidos de Las de la última fila es que, siendo una historia completamente centrada en mujeres, fue escrita y dirigida por un hombre. Daniel Sánchez Arévalo admitió abiertamente que se trataba de su «primera incursión en el universo femenino», una honestidad que algunos apreciaron y otros vieron como reconocimiento de una limitación que quizás debería haber impedido el proyecto.
Las críticas más duras señalaron que, a pesar del elenco femenino, la serie a veces cae en tópicos sobre cómo los hombres imaginan que las mujeres hablan y se relacionan entre sí. Momentos de diálogo o situaciones que buscan ser progresistas terminan sonando a lecciones de feminismo escritas desde fuera.
Sin embargo, defensores de la serie argumentan que el trabajo en conjunto con las cinco actrices principales, quienes participaron activamente en dar forma a sus personajes, mitigó estas limitaciones. El hecho de que ninguna supiera quién tenía cáncer hasta el final también democratizó la experiencia, permitiendo que todas aportaran su perspectiva sobre cómo enfrentarían esa realidad.
La banda sonora: Rigoberta Bandini y el ambiente millennial
La música juega un papel crucial en establecer el tono de Las de la última fila. La participación de Rigoberta Bandini no se limita a un cameo; la cantante catalana contribuyó significativamente a la identidad sonora de la serie.
Esta elección musical no es accidental. Rigoberta Bandini representa un tipo específico de sensibilidad millennial española: feminista, divertida, irónica pero sincera, capaz de mezclar lo festivo con lo político. Su presencia refuerza el público objetivo de la serie: personas de 30 a 45 años que crecieron con ciertas referencias culturales y ahora enfrentan las preguntas existenciales de la adultez.
Algunos críticos señalaron que esta banda sonora, junto con la estética visual, hace que los primeros episodios parezcan «un videoclip de Rigoberta Bandini» o «el anuncio de Estrella Damm», referencias a campañas publicitarias veraniegas que tienen una estética reconocible en España: tonos cálidos, playa, amigos riendo, música indie, una perfección visual que puede resultar artificiosa.
¿Segunda temporada?
Al ser una miniserie de historia cerrada, Las de la última fila no necesita continuación. Sin embargo, el episodio final dejó a muchos espectadores con ganas de volver a encontrarse con estas cinco mujeres. El director y las actrices han mencionado en entrevistas que estarían abiertas a una posible segunda temporada, aunque hasta octubre de 2025 no se ha confirmado oficialmente ningún plan al respecto.
La pregunta es si una continuación tendría sentido narrativo o si diluiría el impacto de una historia que precisamente celebra la intensidad de un momento específico en la vida de estas amigas.
Lecciones para espectadores: lo que podemos llevarnos
Más allá de sus aciertos y fallos, Las de la última fila ofrece reflexiones valiosas:
Las amistades requieren mantenimiento activo. No basta con haber sido cercanos en el pasado; las relaciones necesitan tiempo, esfuerzo y voluntad de evolucionar juntos.
La enfermedad puede ser catalizador, no solo tragedia. Aunque el cáncer es devastador, también puede empujarnos a dejar de postergar la vida que queremos vivir.
La autenticidad es más valiosa que la perfección. El arco de Alma sobre redes sociales recuerda que las vidas curadas para Instagram rara vez reflejan la belleza del desorden real.
Nunca es tarde para replantear decisiones. Carol demuestra que la valentía a veces significa reconocer que el camino elegido ya no te sirve, incluso si otros lo consideraban perfecto.
El amor propio es un viaje, no un destino. Leo enseña que aceptarse no significa una transformación instantánea, sino pequeñas decisiones diarias de ser amable con uno mismo.
Conclusión: una serie imperfecta pero necesaria
Las de la última fila, estrenada el 23 de septiembre de 2022 en Netflix, es una serie que divide opiniones pero pocas personas dejan indiferentes. Su reparto protagonista —Itsaso Arana, Mónica Miranda, María Rodríguez Soto, Mariona Terés y Godeliv Van den Brandt— logra crear química genuina que sostiene incluso los momentos narrativos más débiles.
Para Daniel Sánchez Arévalo representó su primera incursión seria en formato serie y en protagonistas femeninas. El resultado es desigual: empieza torpemente, buscando su tono entre la comedia ligera y el drama profundo, pero hacia el final encuentra un equilibrio emocional que justifica el viaje.
No es la serie española más original ni la mejor ejecutada de 2022, pero tiene algo valioso: corazón auténtico. Detrás de la estética pulida y las situaciones a veces predecibles, hay un genuino deseo de honrar la amistad femenina y de recordarnos que la vida merece ser vivida con intensidad, especialmente cuando entendemos que es finita.
Si buscas una serie perfecta, pulida, sin altibajos, esta no es tu elección. Si buscas algo que te haga reír, llorar, frustrarte ocasionalmente pero finalmente emocionarte con la belleza de cinco mujeres siendo vulnerables y valientes al mismo tiempo, dale una oportunidad. Solo son seis episodios, unas cuatro horas y media de tu vida. El viaje merece la pena.
Preguntas frecuentes
¿Cuántos episodios tiene Las de la última fila?
La serie consta de 6 episodios, cada uno con una duración aproximada de 43-45 minutos. Es una miniserie con historia cerrada, lo que significa que cuenta una narrativa completa sin necesidad de continuaciones.
¿Dónde se rodó Las de la última fila?
El rodaje principal se realizó en varias localizaciones de la provincia de Cádiz, especialmente en zonas costeras como Zahara. También se filmaron escenas en Madrid. La producción tuvo lugar entre finales de 2021 y principios de 2022.
¿Es necesario ver las películas anteriores de Daniel Sánchez Arévalo para entender la serie?
No. Las de la última fila es una historia completamente independiente. Aunque comparte el tono narrativo característico del director (mezcla de humor y drama, personajes realistas), no requiere conocimiento previo de sus otras obras.
¿Las actrices sabían quién tenía cáncer durante el rodaje?
No. Una de las decisiones creativas más interesantes fue mantener en secreto la identidad del personaje enfermo incluso para el elenco. Las cinco actrices protagonistas no supieron cuál de ellas interpretaba a la persona con cáncer hasta rodar la escena final de la serie.
¿Hay escenas explícitas o contenido sensible?
La serie está clasificada para mayores de 16 años (TV-MA). Incluye lenguaje adulto, consumo de alcohol y drogas en un contexto recreativo, algunas escenas de contenido sexual (no explícito) y, por supuesto, el tema del cáncer, aunque abordado sin mostrar aspectos médicos gráficos.
¿Vale la pena ver Las de la última fila?
Depende de tus expectativas. Si buscas una comedia ligera perfectamente ejecutada, puede decepcionarte, especialmente en los primeros episodios. Si estás dispuesto a acompañar a cinco personajes imperfectos en un viaje emocional que tarda en encontrar su ritmo pero termina siendo genuinamente conmovedor, entonces sí, vale la pena. La química entre las cinco actrices principales es el mayor activo de la serie.
Fuentes consultadas:
- Wikipedia (es.wikipedia.org)
- Netflix (netflix.com)
- IMDb (imdb.com)
- FilmAffinity (filmaffinity.com)
- Diez Minutos (diezminutos.es)
- El Español – Bluper (elespanol.com)
- Espinof (espinof.com)
- El Palomitrón (elpalomitron.com)
- Cinemagavia (cinemagavia.es)
- SensaCine (sensacine.com)
- Decine21 (decine21.com)