¿En qué está basado Oswald el falsificador?

«Oswald el falsificador» está basado en la historia real de Oswald Aulestia Bach, un artista catalán que se convirtió en uno de los falsificadores de arte más importantes de España. El documental de 2022 narra su participación en la Operación Artista, una investigación internacional liderada por el FBI, los Mossos d’Esquadra y los Carabinieri italianos.

La persona real: Oswald Aulestia Bach

Nacido en Barcelona en 1946, Oswald Aulestia Bach aprendió los fundamentos del arte de su padre, el escultor Salvador Aulestia. Esta formación se convertiría en la base de una carrera que difuminaría las fronteras entre el arte legítimo y la falsificación criminal.

Oswald trabajó inicialmente junto a su padre en Italia, representándolo ante clientes adinerados y corporaciones multinacionales. Cuando su padre abandonó un proyecto lucrativo, Oswald enfrentó una decisión: perder el estilo de vida al que se había acostumbrado o encontrar formas alternativas de mantenerlo. Eligió lo segundo, comenzando por falsificar las obras de su propio padre antes de expandirse a replicar piezas de maestros modernos como Joan Miró, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Marc Chagall y Antoni Tàpies.

El documental captura a Oswald como una personalidad excéntrica—escondido tras gafas de espejo y un bigote característico, vestido con una gorra que proclama «Todo es un fraude». Su filosofía abrazaba vivir fuera de las reglas convencionales, describiéndose a sí mismo como un «pirata» que priorizaba la experiencia sobre la conformidad.

La Operación Artista: la investigación que lo cambió todo

En el núcleo del documental se encuentra la Operación Artista, una investigación internacional coordinada que abarcó múltiples países y agencias policiales. En 2008, las autoridades federales estadounidenses acusaron a siete personas en un esquema de falsificación de arte que había generado más de 5 millones de dólares en ventas fraudulentas, principalmente a través de plataformas en línea como eBay.

La operación representó una colaboración entre el FBI, los Mossos d’Esquadra de Cataluña y los Carabinieri italianos. Oswald emergió como una de las piedras angulares del esquema, responsable de crear las falsificaciones que sus cómplices Elio Bonfiglioli y Michael Zabrin autentificarían y distribuirían a través de galerías de arte y mercados en línea.

La investigación reveló una red sofisticada. Zabrin, un marchante de arte del suburbio de Northbrook en Chicago, ayudó a introducir las obras falsificadas en colecciones estadounidenses. Las «ediciones limitadas» presentaban firmas falsificadas y numeración fabricada que engañaba a coleccionistas, algunos de ellos celebridades como Madonna, Sylvester Stallone, Luis Miguel y Ricky Martin.

Después de años evadiendo la captura, Oswald fue extraditado a Estados Unidos y pasó nueve meses en una prisión federal de Chicago. El documental retrata condiciones duras—celdas sin ventanas, aislamiento completo durante cuatro meses, cero horas de luz solar al día. Su cómplice Elio Bonfiglioli encontró el encarcelamiento tan devastador que intentó suicidarse varias veces.

La creación y el enfoque del documental

El director Kike Maíllo, quien ganó un Premio Goya por su debut de ciencia ficción «Eva», inicialmente se propuso crear una película de ficción sobre falsificadores y estafadores. Durante la investigación, descubrió artículos sobre Oswald y se puso en contacto a través de las redes sociales. Lo que comenzó como material para ficción se transformó en documental cuando Maíllo reconoció el poder de la personalidad real de Oswald.

«Lo más emocionante es su personaje», explicó Maíllo en entrevistas. «Es como alguien tan loco, seductor y grotesco. Excesivo e inteligente. Todo eso en una persona.» El cineasta pasó años construyendo confianza con Oswald, convenciéndolo gradualmente de revelar detalles de sus operaciones, filosofía y la intrincada mecánica de vivir fuera de la ley.

El rodaje tuvo lugar en tres países—Estados Unidos (incluyendo Chicago y Miami), Italia (Venecia y Florencia) y España (principalmente Barcelona). El equipo de producción entrevistó a expertos en arte, periodistas, jueces, agentes de policía de múltiples jurisdicciones, abogados, tasadores, dueños de galerías, miembros de la familia, un traductor judicial y el psicoterapeuta de Oswald. Este enfoque multiperspectiva crea un retrato completo que cuestiona cuánto de la narrativa de Oswald representa verdad versus auto-mitificación.

El documental invoca deliberadamente la película de Orson Welles de 1973 «F for Fake», que exploraba al falsificador húngaro Elmyr de Hory. Ambas películas examinan cómo la falsificación desafía conceptos fundamentales: ¿Qué hace auténtico al arte? ¿Quién decide el valor? ¿Dónde termina la creatividad y comienza el crimen?

Temas: verdad, mentira y la naturaleza del arte

Más allá de relatar historia criminal, el documental explora preguntas filosóficas sobre la autenticidad en el arte y la vida. La historia de Oswald se convierte en una lente para examinar cómo la realidad y la leyenda se entrelazan, particularmente cuando el protagonista construye activamente su propia mitología.

La película reflexiona sobre original versus copia—una tensión encarnada en el propio Oswald. Poseía talento artístico genuino, creando sus propias obras en un estilo de arte pop reconocible. Sin embargo, dedicó esa habilidad a imitar a otros, planteando preguntas: Si la ejecución técnica iguala la del artista original, ¿qué diferencia verdaderamente lo auténtico de lo falso? ¿Está el valor en la pintura y el lienzo, o en la firma y la procedencia?

La propia perspectiva de Oswald añade complejidad. Señaló que los coleccionistas que descubrían haber comprado falsificaciones rara vez las reportaban: «Los que me compraban preferían quedarse el cuadro antes que denunciarme. Porque si se lo quedaban ganaban millones, si lo denunciaban el cuadro ya no valía nada.» Esta observación acusa al propio mercado del arte, sugiriendo que la especulación financiera a menudo supera la apreciación estética.

El documental también explora la autoconciencia de Oswald sobre su propia narrativa. Durante el rodaje, persiste la incertidumbre sobre cuánto de su historia representa hechos versus embellecimiento. Su personalidad—simultáneamente encantadora y manipuladora, filosófica y autoengrandecedora—lo convierte en un narrador poco fiable de su propia leyenda.

Detalles de producción y reconocimiento

«Oswald el falsificador» surgió como la primera producción documental original de Filmin, creada en asociación con Playtime Movies, Sábado Películas y El Terrat (The Mediapro Studio), con participación de Televisión Española (TVE), Televisió de Catalunya (TV3), ICEC e ICAA. El guion fue escrito por Marta-Libertad Castillo, con cinematografía de Rubén Collado y música de Marc Timón.

Estrenada el 30 de septiembre de 2022, simultáneamente en cines y en la plataforma de streaming Filmin, el documental se convirtió en el documental más visto en la historia de Filmin. Recibió una nominación a Mejor Película Documental en la 37ª edición de los Premios Goya en 2023, los honores cinematográficos más prestigiosos de España. La película también obtuvo una nominación al Premio Gaudí a Mejor Documental de la Academia del Cine Catalán.

El documental tiene una duración de 100 minutos y también existe en formato de docuserie de tres episodios que se emitió en TV3 en Cataluña y posteriormente en la televisión nacional española.

El mercado del arte y el contexto de la falsificación

Las operaciones de Oswald tuvieron lugar dentro de un ecosistema más amplio de falsificación de arte que representa un desafío persistente para museos, galerías y coleccionistas. El historiador del arte Harry Bellet señaló que el ex director del Museo Metropolitano, Thomas Hoving, estimó que el 40% de las obras de ese museo eran falsificaciones. La estadística frecuentemente citada de que el pintor francés Camille Corot completó 3.000 obras en su vida, pero existen 5.000 pinturas de «Corot» solo en Estados Unidos, ilustra la escala de la falsificación en los mercados de arte.

El documental contextualiza las técnicas de Oswald. Explicó que las obras medievales y renacentistas resultan extremadamente difíciles de falsificar debido a materiales específicos del período—pigmentos, lienzos, técnicas de envejecimiento. Sin embargo, el arte moderno y contemporáneo desde 1900 presenta menos barreras técnicas. «No hablo de fácil o difícil, sino del factor tiempo», afirmó. «Hay obras que tardas cuatro o cinco minutos en reproducir y otras un mes. Un Miró, un Klein o un Tàpies son fáciles. En una mañana te hago 20 Tàpies.»

Su enfoque se centró menos en la replicación perfecta y más en crear lo que llamaba «aquello que hace confundir al perito». Esto implicaba comprender no solo el estilo artístico sino también el proceso de autenticación, las expectativas de los tasadores y la psicología de coleccionistas que quieren creer que han descubierto una obra genuina.

Oswald después de prisión: las ironías de la fama

Tras su liberación y regreso a España, Oswald experimentó una inversión irónica. La notoriedad de su pasado criminal aumentó la demanda de sus obras originales. Los coleccionistas ahora buscaban piezas firmadas «Oswald Aulestia», creando un mercado para falsificaciones auténticas de un famoso falsificador. Algunos artistas incluso comenzaron a falsificar el propio trabajo de Oswald—el falsificador se convirtió en el falsificado.

El documental captura a Oswald a aproximadamente 76 años de edad, recuperándose de un derrame cerebral y múltiples cirugías, pero manteniendo la personalidad vivaz y el sesgo filosófico que caracterizaron sus años más jóvenes. Su participación en la película misma representa una forma de performance, otra capa en su práctica de décadas de construir y presentar identidad.

Escribió unas memorias tituladas «El falsificador: El testimonio de uno de los mayores falsificadores de arte de la historia» con su exesposa Neus Casablanca, difuminando aún más autobiografía y ficción. En entrevistas promocionando el libro y el documental, mantuvo su postura provocadora: «¿Real? No hay nada real. Los recuerdos no son reales, forman parte del pasado y están en la mente.»

Las preguntas perdurables del documental

«Oswald el falsificador» tiene éxito no proporcionando respuestas definitivas sino manteniendo la ambigüedad. Documenta un caso criminal verificable—existen acusaciones, se cumplió tiempo en prisión, se recuperó arte robado. Sin embargo, simultáneamente cuestiona cómo construimos narrativas sobre la realidad, cómo la personalidad puede funcionar como performance, y si la redención o rehabilitación siquiera aplican a alguien que nunca expresó remordimiento por sus crímenes.

El poder de la película reside en esta tensión. Oswald permanece carismático y entretenido mientras discute acciones que defraudaron a coleccionistas y socavaron a artistas legítimos. Los funcionarios policiales relatan la investigación con orgullo, pero reconocen la dureza desproporcionada del encarcelamiento estadounidense para delitos contra la propiedad no violentos. Los expertos en arte explican los detalles técnicos de la detección de falsificaciones mientras reconocen la complicidad del mercado en preferir mentiras cómodas a verdades incómodas.

Al fundamentarse en la biografía documentada de Oswald mientras permite espacio para su mitificación, el documental se convierte en una meditación sobre cómo distinguimos lo auténtico de lo fabricado en el arte, la identidad y la memoria misma.


Datos clave de producción:

  • Director: Kike Maíllo (ganador del Premio Goya por «Eva»)
  • Protagonista: Oswald Aulestia Bach, nacido en 1946 en Barcelona
  • Fecha de estreno: 30 de septiembre de 2022
  • Duración: 100 minutos (largometraje) / 3 episodios (serie)
  • Localizaciones de rodaje: Barcelona, Venecia, Florencia, Chicago, Miami
  • Reconocimiento: Nominado a Mejor Documental en los Premios Goya 2023
  • Distribución: Filmin (streaming) y estreno en cines
  • Caso criminal: Acusación federal de EE.UU. 2008, nueve meses de encarcelamiento en Chicago
  • Artistas falsificados: Picasso, Miró, Dalí, Chagall, Tàpies, entre otros
  • Investigación: Operación Artista (FBI, Mossos d’Esquadra, Carabinieri)

Preguntas frecuentes

¿Oswald Aulestia Bach es una persona real?

Sí, Oswald Aulestia Bach es un artista catalán real nacido en 1946. Su participación en falsificación de arte y posterior proceso por las autoridades federales estadounidenses son hechos documentados, incluyendo un reportaje de CNN en 2008 sobre las acusaciones en el caso de la Operación Artista.

¿Qué tan preciso es el documental sobre la operación de falsificación?

El documental incorpora elementos verificados incluyendo registros judiciales, entrevistas con policías y participación de los cómplices reales de Oswald (Elio Bonfiglioli y Michael Zabrin). Sin embargo, el propio Oswald funciona como un narrador poco fiable, y los cineastas reconocen la incertidumbre sobre qué anécdotas representan verdad literal versus embellecimiento.

¿Qué pasó con las obras falsificadas?

Muchas piezas falsificadas vendidas a través de la operación permanecen en colecciones privadas. Como señaló Oswald, los coleccionistas que sospechaban poseer falsificaciones a menudo optaban por no reportarlas, ya que la autenticación como falsa eliminaría el valor de reventa de la obra de arte. El documental explora cómo esta dinámica perpetúa los mercados de falsificación.

¿El documental condujo a nuevas investigaciones?

Aunque la película documenta crímenes pasados, se estrenó después de que Oswald cumpliera su sentencia y regresara a España. En el momento de la producción, Oswald mantenía que aún enfrentaba posibles problemas legales en Estados Unidos, aunque no resultaron nuevos cargos de la publicación del documental.